2º A Y 2º B: CLASE DEL 22 DE MAYO DE 2020

¡Buenos días!
El pasado miércoles comenzamos a ver un poco sobre la cultura medieval. Hoy vamos a continuar viendo este apartado, centrándonos en el Románico, algo que ya conocéis desde la visita que hicimos a la iglesia de San Justo. 
Vamos a ver cómo era la escultura y la pintura, terminando por analizar cómo llego el Románico a la península Ibérica. 

LA CULTURA MEDIEVAL II

La pintura románica. 
Si recordáis, la primera idea que dijimos sobre el arte románico, en general, era que su función era didáctica. Pensad que nos encontramos en un momento de la historia en el que la mayor parte de la población es analfabeta, por lo que desde el arte se les enseñaba, de forma visual, los principales dogmas y creencias de la religión cristiana. 
Además, la pintura era moralizante, pues incluía escenas que ayudaban a definir qué estaba bien y qué estaba mal. Su última función, aunque también importante, era decorar aquellos espacios donde se encontraba. 

Fijaros en esta pintura. Podéis ver como se ha adaptado perfectamente al espacio circular del ábside de una iglesia, cubriendo todo el espacio dado por la arquitectura. Normalmente, la pintura la encontramos en el interior de los edificios, donde los fieles pueden contemplarla y aprender. Eran los "catecismos" de la época. Por eso, los temas solían ser religiosos
Como podéis apreciar, es una pintura muy sencilla, pues no hay volúmenes, proporciones ni profundidad. Podemos ver la figura de Cristo en el centro (que si recordáis, se llama Pantócrator, pues aparece con una mano bendiciendo y con la otra sostiene la Biblia). Pero la figura de Cristo simplemente se muestra más grande que las demás para mostrar su importancia, pero no sabemos si está sentado, arrodillado, es muy alto, muy bajo... no hay proporciones ni vemos el tamaño que ocupa realmente. 
Las líneas del dibujo son negras y gruesas, marcando claramente las figuras y separándolas del fondo. Los colores suelen ser el rojo y el azul. Algo que no es casualidad: el azul suele representar lo divino y celestial, mientras que el rojo se asocia a lo terrenal. También podéis ver que todas las figuras están de frente, ninguna aparece girada y, si lo hace, es sin perspectiva. Y tampoco sabemos la expresión que quieren mostrar, porque todos ellos están serios y con la misma cara: no sabemos si están contentos, tristes, enfadados.... son figuras hieráticas. ¿Por qué? Porque en estos momentos el arte medieval no se centra en la belleza. Los artistas no están interesados en mostrar los sentimientos de lo que pintan ni si son guapos o feos, simplemente su grandeza y solemnidad dentro de las creencias cristianas. 
Normalmente, estas pinturas se hacían al fresco: se preparaba la pared previamente, enyesándola para que quedara lisa, y posteriormente se pintaba y se dejaba secar en la propia pared. 
No solo encontramos estos frescos y murales, también durante los siglos XII y XIII tuvieron una gran importancia las miniaturas. Son las ilustraciones con las que se decoraban e ilustraban los libros, que solían tener un gran detallismo y colorido.
La escultura románica.
Al igual que la pintura, la escultura románica se ideó para que enseñara a los fieles las creencias cristianas. La mayoría tenían un contenido simbólico y espiritual, aunque algunos nos muestran algunas escenas de la vida cotidiana. 
La escultura estaba perfectamente adaptada al espacio de la arquitectura:
Aquí tenemos la portada o entrada de una iglesia románica. Como podéis ver, en la parte superior (llamada tímpano), encontramos de nuevo a un Pantócrator, rodeado de cuatro figuras: un león, un toro, un ángel y un águila. Esos animales representan a los cuatro Evangelistas (san Juan, san Lucas, san Mateo y san Marcos). Las figuras están adaptadas a ese tímpano de forma semicircular, completando el espacio de forma armónica. Debajo, en el dintel, encontramos a todos los discípulos de Cristo. ¿Por qué? Porque desde que el fiel entra en la iglesia, le rodea todo lo religioso y se le está enseñando. 
Podéis volver a apreciar la falta de expresión en la escultura románica, pues el Pantocrátor aparece sereno, sin expresión, simplemente bendiciendo. 
Dentro de las iglesias, también era común encontrar más escultura, como por ejemplo en los capiteles (la parte superior de las columnas): 
Por ejemplo, este capitel muestra la Matanza de los Inocentes, el pasaje del Nuevo Testamento en el que Herodes manda matar a todos los niños menores de dos años. Las figuras ocupan todo el espacio nuevamente y, a pesar del horror de la escena, ninguno de los personajes muestra realmente ningún tipo de expresión. 
También fueron comunes las decoraciones vegetales, con diferentes plantas y flora, y animales, ya fueran reales o fantásticos. 
El románico en la península Ibérica. 
Como dijimos el miércoles, el Románico surgió en Francia. Si llegó a la península Ibérica fue gracias a una peregrinación: el Camino de Santiago. 

A través de esta ruta de peregrinaje, varias cuadrillas de artesanos que provenían de Francia llegaron a la península Ibérica, dejando con ellos su conocimiento del arte románico. Por ello, las principales manifestaciones del arte románico las encontramos en el norte de la península Ibérica, como en la provincia de Palencia. Las características van a ser muy similares a las que hemos visto, especialmente en la zona de Castilla. Ejemplos de este arte románico francés son las iglesias de San Isidoro de León: 
O una de las fachadas más famosas de la Catedral de Santiago de Compostela, hecha por el Maestro Mateo: 
Sin embargo, la influencia del románico en los condados catalanes y en Aragón, va a proceder de Italia, concretamente de Lombardía. Se le llama el románico lombardo: 

Lo más característico del arte románico lombardo son los arcos ciegos. Si os fijáis, en la parte superior hay unos arcos que decoran la fachada. Se les llama arcos ciegos porque realmente no abren ningún espacio, sino que su interior tiene también piedra.