1º A: CLASE DEL 19 DE MAYO DE 2020
¡Buenos días!
Ayer estuvimos viendo el arte y las ciudades mesopotámicas. Hoy vamos a comenzar a analizar la otra cultura que vamos a estudiar en este tema: Egipto. Vamos a ver las páginas 182 y 183 de vuestro libro de texto.
EL EGIPTO DE LOS FARAONES
A. LA UNIFICACIÓN DE EGIPTO.
Egipto, como hemos estudiado en el mapa físico, se encuentra en un amplio desierto que está atravesado por el río Nilo. Ya vimos que este río nacía en el lago Tanganica y desembocaba en el Mar Mediterráneo. A lo largo del curso de este río, se distinguen dos zonas diferenciadas: el Bajo Egipto y el Alto Egipto.
En el Neolítico, las diferentes aldeas se agruparon en torno al río Nilo donde, como ya hemos estudiado, descubrieron que sus orillas eran muy fértiles y permitían una rica agricultura tras las crecidas. Durante el Neolítico, el Alto y el Bajo Egipto estuvieron separadas. De hecho, sus reyes, que reciben el título de faraones, tenían coronas que eran muy diferentes:
La corona blanca, la llevaba el faraón del Alto Egipto, mientras que la roja la portaba el del Bajo Egipto. Cuando ambas se combinaban, significa que ambos territorios estaban unidos bajo el poder de un único faraón.
En torno al 3.000 a.C., hubo uno de estos reyes, el rey Narmer, que unificó ambos reinos y, a partir de entonces, el país estuvo gobernado por diferentes dinastías durante más de 2.500 años. Lo más famoso que nos ha quedado del rey Narmer ha sido la Paleta de Narmer:
En ella, se representa a Narmer en el centro, mucho más grande que el resto de figuras, porque así se demuestra que es el más importante. Si os fijáis, hay dos vacas en la parte superior. Esto es porque Hathor, la diosa vaca en la mitología egipcia, era considerada una de las protectoras de los faraones y le da un origen divino a Narmer. Narmer aparece sujetando a otro individuo, el cual está arrodillado: esto quiere mostrar el poder que tenía Narmer y cómo sometió a sus enemigos para unificar todo el territorio de Egipto bajo su poder.
B. EL FARAÓN, UN ENVIADO DE LOS DIOSES.
Y es que, el faraón tenía poder absoluto: gobernaba en nombre de los dioses. Era el dueño de todas las tierras y controlaba todas las obras relacionadas con el Nilo (no debemos olvidar nunca que fue la fuente de riqueza y prosperidad de esta cultura). Básicamente: el faraón era un dios para sus súbditos.
Desde la unificación de Narmer, hubo muchísimos faraones a lo largo de la historia de Egipto, ya que hubo hasta un total de 30 dinastías. En ellas, podemos destacar a varios faraones que, seguro, os suenan, como Akhenatón. Este faraón vivió y reinó en el siglo XIV a. C. Decidió que el único dios que existía era el dios Atón, dedicado al Sol y, de ahí su nombre, que lo cambió a Akhenatón (antes era conocido como Amenofis IV). No solo se quedó tan a gusto cambiando la religión, sino que también decidió usar su absoluto poder para trasladar la capital a mitad del desierto y mandar construir una ciudad completamente nueva: Tell el-Amarna. Al estar en medio del desierto, la gente muy bien no lo pasaba y tenían mucha hambre. Por ello, en cuanto el faraón falleció, la capital volvió a trasladarse a la que originalmente era, Tebas, y el nombre y la vida de Akhenatón se borraron de todas las escrituras y obras egipcias. Se le olvidó completamente porque se consideró un reinado nefasto.
Más conocido incluso que Akhenatón fue su esposa, Nefertiti, que tuvo el mismo poder que su marido (algo extraordinario en la época, ya que pocas mujeres podían alcanzar el título de faraonas y solían ser los varones los únicos que tenían acceso a él). Su nombre se traduce como "bondad de Atón, la belleza ha llegado", ya que si algo ha quedado de ella en la historia es que era de las mujeres más bellas de la época. Muy conocido es su busto o rostro, que actualmente está en un museo de Berlín:
C. EL PUEBLO EGIPCIO.
El faraón necesitaba "funcionarios" y gente que le ayudara a gobernar el extenso territorio que era Egipto. Por ello, el reino se dividió en provincias o territorios más pequeños, al frente de los cuales estaban los gobernadores, para controlar y gestionar esos territorios. Además, se ayudaba de escribas (pocos sabían leer o escribir), sacerdotes (que eran muy admirados en la cultura egipcia) y soldados. Todo este grupo que ayudaba al faraón eran el grupo de los privilegiados, es decir, los que más poder y prestigio tenían en la sociedad del Antiguo Egipto.
Por debajo, se situaban los campesinos, que eran la mayoría de la población. Dentro de este grupo podemos encontrar también artesanos y comerciantes.
Y, finalmente, existía otro grupo social, los esclavos, que la mayoría eran esclavizados por la guerra o por deudas.
A continuación, copia esta pirámide en tu cuaderno y distingue los diferentes grupos sociales que había en Egipto y responde a la siguiente pregunta: ¿sabrías explicar qué diferencia a un hombre o mujer libre de un esclavo o una esclava?





