2º B: CLASE DEL 30 DE MARZO DE 2020
¡Buenos días!
La semana pasada terminamos viendo el apartado 1 del tema 6. En él estuvimos analizando las causas que llevaron al crecimiento y renacimiento del mundo urbano.
Hoy vamos a continuar con el apartado 2, Las ciudades medievales, que tenéis en las páginas 114 y 115 de vuestro libro. En estas páginas vamos a analizar cómo eran estas ciudades o burgos medievales.
- El emplazamiento urbano.
Todas nuestras ciudades no se sitúan por casualidad en los lugares donde están. Desde siempre, la humanidad ha buscado un buen entorno para poder satisfacer sus necesidades.
Durante la Edad Media, las ciudades solían situarse cerca de las vías de comunicación, utilizando para ello las antiguas calzadas romanas. Aquí tenéis un mapa con las antiguas vías romanas donde podéis apreciar que muchas ciudades estaban intercomunicadas por ellas:
Además, estas ciudades trataban de buscar recursos naturales para poder satisfacer las necesidades y la supervivencia de su población. Por ello, solían estar rodeadas de buenas y fértiles tierras; abundante agua (suele ser frecuente la cercanía de ríos, fuentes y acuíferos); bosques; canteras; y minas.
Finalmente, para poder defenderse (y más dada la situación política de la península Ibérica que estuvo en continuas guerras contra Al-Ándalus como ya sabéis), las ciudades se rodeaban de una muralla. Ejemplos podéis encontrar en Segovia, Ávila, Lugo o Valladolid. Estas murallas podían ampliarse a medida que la ciudad crecía. Por dentro, las ciudades no eran ordenadas, sino que sus calles solían ser muy irregulares y estrechas. Podéis ver para ello el mapa de Segovia a finales de la Edad Media que demuestra cómo eran esas calles:
- Cómo era el espacio urbano.
En el centro de la ciudad solía haber una plaza donde se situaban los edificios más importantes: el ayuntamiento, el mercado, la lonja y la catedral.
Normalmente, los grupos sociales privilegiados se hacían construir lujosos palacios en el centro de estas ciudades.
La mayor parte del espacio lo ocupaban las viviendas que, además, contaban con patios y huertos. Pero también había otros edificios necesarios para satisfacer las necesidades de la población: hospitales, escuelas, hospederías... y numerosos edificios religiosos, tales como iglesias o conventos. Estas viviendas se agrupaban en barrios, los cuales estaban divididos en función de:
- La religión: de ahí las juderías y las morerías.
- De los gremios: esas asociaciones de trabajadores de un mismo oficio solían vivir cada una de ellas en un barrio diferente. De ahí que muchos nombres actuales de las calles lleven su nombre.
Las calles de las ciudades eran estrechas e irregulares, muy sucias, escasamente empedradas, sin aceras o alcantarillas. Había muy poca higiene y la suciedad reinaba en estas calles. De hecho, la expresión en inglés que significa "llueve a cántaros" (it's raining cats and dogs), hace referencia a esa suciedad que había en el medievo: cuando llovía, los cadáveres de los gatos y los perros solían caer por las calles. Aumentó el número de ratas y pulgas, lo que es sinónimo, a la vez, de enfermedades y epidemias que afectaban a la población, como el cólera, el tifus o la peste.
Con el paso del tiempo, muchas de estas ciudades fueron creciendo y acogiendo a más población, por lo que surgieron arrabales, que son barrios de gente humilde a extramuros. Al no haber hueco dentro de la ciudad, se hacían estos barrios fuera de la muralla.
Tenéis aquí un enlace para visitar la ciudad medieval de Carcassonne: ENLACE
Os dejo, a continuación, el esquema de lo que acabamos de ver para que lo copiéis en vuestro cuaderno: